14.5.14

40 bolsas en 40 días

... o cómo liberarte de trastos físicos y mentales.


Me gusta cotillear internet. No paro de hacerlo. Y cuando me topo con un tema que me remueve, sea cual sea su índole, me obceco.

40 bolsas en 40 días.

Un título sencillo, sugerente, con su punto de intriga. ¿De qué va?
Me entero a través del blog de una mami americana con cuatro criaturitas.
Es un reto que consiste en poner orden en tu casa (y por ende en tu vida).

Día 1, coges una bolsa, no importa el tamaño, vas a un rincón de tu casa y te enzarzas con él.
Puede ser un armario, el cajón desastre bajo el televisor, el estante de las especias, el armarito del baño, el cajón de las medicinas... tantos y tantos rincones por explorar. La idea es tirar/reciclar/donar/regalar/vender todo lo que te sobra/no usas/está caducado/no vale/no te gusta/...
Día 2, otro rincón... y así sucesivamente.

No hay que agobiarse queriéndolo hacer todo en una jornada, sino ir dedicando pequeños ratos (15 minutos por ejemplo) diarios para que no tiremos la toalla a la mínima de cambio.

Es impresionante lo que podemos llegar a acumular en una casa.
Llevo cosa de un mes en esta tarea. Me siento genial, liberada, con más energía. No lo hago los 7 días de la semana pero lo intento. Llevo una libreta donde apunto cada día la zona a la que dedico atención y el destino de la bolsa recogida. Es un inventario de bolsas que te va dando fuerza. Rincones que tenía abandonados, pereza y hastío que me impedían ponerme con ellos. Montaña de papeleo por archivar o lanzar al contenedor de reciclaje. Ropa que no se usa pero que ahí seguía. Colección de botecitos de gel de los hoteles visitados (¿para qué?). Neceseres llenos de maquillajes guardados desde la adolescencia. Especias que caducaron antes de que naciera mi Bollito. Manuales de instrucciones de aparatos eléctricos que ni siquiera están ya en casa. Cúmulo de bolsas de plástico o papel de tiendas varias. Restos de medicinas que ya cumplieron su función. Juguetes de bebé a los que ellas ya no hacen caso. Comida que se metió en el congelador o en la despensa ni se sabe cuándo.
La lista es interminable.

Me crezco. Veo que SI puedo con lo que me parecía misión imposible hace un tiempo. Miro a mi alrededor y va quedando sólo lo que me gusta o realmente necesito. Me libero de paja. Armarios más despejados y ordenados. Cada cosa en el sitio que corresponde. Lo que no se usa... FUERA!!
Hacer más me hace sentir con más energía. Es curioso. Me acuesto agotada, sintiendo que cada minuto ha sido aprovechado. Y me duermo en segundos con ese atisbo de sonrisa triunfadora.

He podido conmigo misma.
Plas, plas, plas.